Mayor vigilancia ante las olas de calor
Cada verano, el mismo patrón se repite: las olas de calor son más intensas, duran más y llegan antes. En junio de 2025, varias comunidades autónomas españolas ya activaron sus protocolos por altas temperaturas. En obras del sur peninsular y del litoral mediterráneo, se han notificado casos de golpes de calor e hipertermia entre trabajadores del sector de la construcción, algunos con necesidad de atención médica urgente.
Este tipo de accidente, totalmente evitable, demuestra que la ola de calor no es una simple incomodidad estacional: es un riesgo laboral real.
Calor extremo y trabajo en aislamiento: una combinación peligrosa
Los perfiles afectados son numerosos: operadores de maquinaria, peones de obra, personal de limpieza, técnicos de mantenimiento en exteriores, trabajadores agrícolas… En todos estos casos, la exposición a temperaturas elevadas aumenta el riesgo de deshidratación, bajada de tensión, pérdida de concentración o incluso desmayo. Si la persona trabaja sola, sin contacto visual ni auditivo con otro compañero, el tiempo de reacción ante una emergencia puede ser crítico.
En este contexto, la figura del trabajador aislado cobra especial relevancia. En España, el Real Decreto 486/1997 establece que los empleadores deben garantizar condiciones seguras en ambientes laborales extremos, y la Ley 31/1995 exige adoptar medidas específicas en función de los riesgos detectados, incluyendo la disponibilidad de medios de comunicación eficaces. En situaciones de aislamiento, contar con un dispositivo de alarma individual fiable no es opcional: es una necesidad preventiva.

El papel de los sistemas de alarma durante una ola de calor
Los dispositivos de Protección del Trabajador Aislado (PTA) juegan un papel esencial durante las olas de calor. Permiten detectar automáticamente una caída, una inmovilidad prolongada o una pérdida de verticalidad, y alertar directamente a un centro de asistencia si es necesario.
En estas condiciones, el riesgo de desmayo o pérdida de conocimiento es elevado. Un dispositivo PTA bien configurado, con prealarma sonora y transmisión en tiempo real, permite una respuesta rápida, incluso si el trabajador ya no puede actuar por sí mismo.
Esto implica no solo facilitar el equipo adecuado, sino también asegurarse de que esté cargado, encendido, en uso y que el personal esté correctamente formado para utilizarlo. Iniciar estas formaciones específicas antes de los primeros episodios de calor puede marcar la diferencia.
Buenas prácticas en caso de calor extremo
Además del equipo individual, adoptar ciertas rutinas permite reducir los efectos del calor:
- Ajustar los horarios: priorizar las tareas físicas durante las horas más frescas.
- Hacer pausas frecuentes en zonas con sombra o ventiladas.
- Beber agua de forma regular, incluso sin tener sed.
- Usar ropa adecuada: ligera, holgada y que cubra la piel para evitar exposición directa.
- Estar atentos a los síntomas de fatiga o malestar, tanto propios como ajenos.
Estas medidas deben integrarse en la organización preventiva general, recogida en el plan de prevención de riesgos laborales y compartida con todo el personal, incluidos los contratados temporalmente o por subcontratas. En España, la ola de calor ya no puede considerarse una eventualidad puntual, sino un fenómeno habitual que debe integrarse en la planificación preventiva.
Un tema actual que exige rigor
El cambio climático va más rápido que la adaptación de los protocolos de obra. Accidentes graves recientes lo evidencian: no basta con mensajes genéricos. Hace falta revisar el conjunto del sistema de seguridad — humano, organizativo y técnico — en cuanto se superan ciertos umbrales térmicos.
La canícula no es inevitable. Con una buena planificación, formación y equipamiento, es posible limitar los accidentes y garantizar la continuidad de la actividad sin comprometer la seguridad.
FAQ — Ola de calor y trabajo aislado
1. ¿Es obligatorio contar con un sistema PTA durante una ola de calor?
Sí. Para trabajadores aislados, la legislación exige contar con un sistema de alarma operativo en todo momento. En condiciones extremas, su utilidad es aún mayor.
2. ¿Cuánta agua debe facilitar el empleador?
Se recomienda un mínimo de 3 litros diarios por persona, más si se realizan esfuerzos físicos intensos. Esta medida debe estar incluida en el plan de prevención.
3. ¿Qué señales deben generar alarma?
Dolor de cabeza, mareo, calambres, náuseas o fatiga anormal deben llevar a interrumpir la actividad, buscar sombra, hidratarse y, si es necesario, activar el sistema de alarma PTA.
4. ¿Qué recomienda el INSST?
Consultar la previsión meteorológica, ajustar los horarios, ventilar las zonas de trabajo, hacer pausas, garantizar la hidratación y reducir el trabajo aislado. El INSST (Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo) dispone de una guía técnica específica.