Trabajadores de temporada: anticiparse a los riesgos laborales durante el verano

Trabajadores de temporada: anticiparse a los riesgos laborales durante el verano

El verano, una época de reorganización intensa para las empresas

Con la llegada del buen tiempo, muchas empresas refuerzan sus plantillas. La hostelería, la agricultura, el transporte, el mantenimiento o las actividades al aire libre emplean a miles de trabajadores temporales.

Estas personas, contratadas por unos días o varios meses, suelen enfrentarse a un entorno desconocido y a condiciones laborales exigentes: ritmo intenso, altas temperaturas, turnos irregulares, movilidad, aislamiento en el lugar de trabajo.

Para los responsables de seguridad, este periodo exige una reorganización: asignación de equipos, instrucciones específicas, ajustes en los protocolos, identificación de los puestos sensibles. No implica empezar desde cero, sino integrar temporalmente a una nueva población en los procedimientos existentes.

Trabajador en situación de aislamiento: una realidad frecuente y a veces invisible

Durante el verano, algunos puestos se transforman en funciones que se realizan en solitario. No siempre está previsto, pero las limitaciones horarias o geográficas lo provocan.

Situaciones habituales en las que aparece el aislamiento:

  • Personal de limpieza asignado a un edificio cerrado al público.
  • Trabajador agrícola en un área periférica de la explotación.
  • Monitor o vigilante en una zona apartada.
  • Técnico de intervención trabajando solo en un evento temporal (festival, obra, etc.).

Estas situaciones pueden no estar contempladas en los esquemas clásicos de seguridad colectiva. Por ello, es necesario prever una solución individual de protección, incluso para periodos breves.

En Doomap®, proponemos dispositivos de alarma para la protección del trabajador aislado, sin compromiso de permanencia ni gastos de cancelación, precisamente para responder a esta realidad: las empresas deben poder equipar a un trabajador durante una semana, un mes o toda la temporada de forma sencilla, sin trámites innecesarios.

Riesgos asociados al verano: cuidado con el efecto acumulativo

En verano, ciertos peligros se vuelven más frecuentes y requieren una vigilancia especial. Esto ocurre especialmente en trabajos al aire libre o físicos, aunque también afecta a funciones logísticas, técnicas o de servicio.

Puntos de atención:

  • Las altas temperaturas, que pueden provocar mareos, ralentizar los reflejos o agravar las consecuencias de un accidente.
  • La deshidratación, reduce la concentración y puede dar lugar a errores de juicio.
  • La exposición prolongada al sol, incrementa los riesgos para la piel y los ojos, además de generar una fatiga difícil de detectar.
  • El uso de equipamiento laboral (guantes, calzado, casco) con calor, que hace más pesada la tarea.
  • La falta de referencias, especialmente para quienes llegan por primera vez al lugar.
  • La presión por el rendimiento, sobre todo en sectores muy activos durante la temporada alta (limpieza, cocina, logística…).

Cada uno de estos factores ya es exigente por sí solo. Combinados, pueden derivar en incidentes si no se acompaña adecuadamente a los trabajadores de temporada. Las medidas más eficaces suelen ser las más simples: habilitar puntos de agua accesibles, organizar las pausas, adaptar los horarios según el calor, informar sobre los signos de alerta y proporcionar equipos de protección adecuados.

Soluciones de protección adaptadas a los contratos temporales

Proveer a un trabajador de un dispositivo de alarma no debería suponer una dificultad ni una inversión prolongada cuando la necesidad es puntual.

En Doomap, hemos diseñado una oferta específica para contratos cortos y misiones de temporada. Se basa en tres pilares:

  • Flexibilidad total: puede contratarse por semanas o incluso menos, sin compromiso de permanencia.
  • Cancelación sencilla: puede detenerse cuando se necesite, sin trámites ni costes añadidos.
  • Funcionamiento inmediato: los dispositivos están listos para usar, sin necesidad de integración técnica.

Esta flexibilidad permite a las empresas:

  • Gestionar un parque compartido, rotando los dispositivos entre trabajadores según el puesto.
  • Equipar a interinos o sustitutos desde su primer día.
  • Responder rápidamente ante necesidades imprevistas (por ejemplo, la baja repentina de un compañero).

Marco normativo: una responsabilidad que no cambia

Incluso con contratos breves, la obligación de protección sigue vigente. El Código del Trabajo exige que el empleador evalúe los riesgos asociados al trabajo en aislamiento y ofrezca una respuesta concreta.

Esto implica incluir a los trabajadores de temporada en el análisis de riesgos, facilitarles una información clara y garantizar medios de alarma eficaces.

La Inspección de Trabajo presta especial atención a estas situaciones, sobre todo cuando se trata de personal joven, extranjero o sin experiencia en el sector.

Proveer un sistema de protección del trabajador aislado, aunque se trate de un periodo breve, cumple con esta exigencia sin generar carga administrativa.

Una organización que empieza en primavera

Preparar bien la temporada comienza con las primeras incorporaciones: identificar los puestos expuestos, distribuir los dispositivos, informar al personal y a sus responsables.

La experiencia demuestra que las organizaciones más eficaces son aquellas que definen un método claro:

  • Designar a un referente de seguridad para los trabajadores de temporada.
  • Crear una ficha de puesto con las condiciones específicas.
  • Elaborar un manual de bienvenida que detalle riesgos e instrucciones.
  • Garantizar acceso sencillo a herramientas de alarma, probadas en situaciones reales.

La prevención se basa en medidas simples, coherentes y bien comunicadas.

Para terminar: cada verano, una oportunidad para reforzar la prevención

La temporada de verano no es una excepción dentro del año: impone una adaptación real en la organización del trabajo. Anticipar la llegada de los trabajadores de temporada, asegurar sus condiciones y dotarlos de las herramientas adecuadas es actuar con método y en el momento justo.

También es una oportunidad para afianzar una cultura de prevención práctica, accesible y adaptada a la realidad del terreno.