En España, nos regimos por la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales al trabajar en situaciones de aislamiento. Esta ley constituye la normativa principal a seguir en materia de seguridad laboral en estos casos. No obstante, también es esencial tener presente y atender a lo establecido en la NTP 344: Trabajos en situación de aislamiento. Esta guía de buenas prácticas, elaborada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales del Gobierno de España, tiene como objetivo dar a conocer los riesgos específicos y las medidas de prevención en situaciones de trabajo en solitario.
Según la NTP 344, el trabajo aislado se da cada vez más “dada la evolución tecnológica y económica”. La NTP 344 busca abarcar aquellos trabajos que, por razones horarias (trabajo nocturno, fines de semana) u organizacionales (manejo de datos industriales confidenciales, vigilancia de procesos o de centros de trabajo), son desarrollados por una sola persona.
Es importante destacar que las NTP son guías de buenas prácticas, y sus indicaciones no son obligatorias, salvo que estén recogidas en una disposición normativa vigente.
Cuándo actuar según el estado del trabajador solitario
La NTP 344 establece, entre otras cosas, el tiempo recomendable de actuación en función del estado de la persona que ha sufrido un accidente en el lugar de trabajo y que está ejerciendo su actividad en solitario. A modo de ejemplo, en situaciones de riesgo de asfixia o hemorragia en una arteria importante, el tiempo de actuación debe ser de entre 0 a algunos minutos. En este caso, la guía nos indica que el accidentado probablemente no podrá moverse ni tomar iniciativa, y nos proporciona información sobre el tipo de medida necesaria a aplicar.
El escalón de gravedad indicado en la guía va disminuyendo, especificando, por ejemplo, un plazo aproximado de un cuarto de hora para ofrecer los primeros auxilios en caso de hemorragias internas debidas a lesiones abdominales, o hasta media hora en casos de fractura de pelvis o columna vertebral tras una caída. En estos casos, la guía de buenas prácticas NTP 344 nos sugiere que la persona accidentada probablemente no podrá moverse y es posible que tenga una capacidad restringida de iniciativa, recomendándonos vigilancia constante con dispositivos de alarma.
En casos de fracturas abiertas en las piernas o brazos, o fracturas de las articulaciones, la guía nos recomienda un tiempo de actuación de entre cuatro a ocho horas, ya que la persona puede tener iniciativa tras el accidente, aunque, en caso de fractura de la pierna, su movilidad será restringida.
Puedes consultar todos los plazos máximos recomendados para los primeros auxilios, según cada situación o herida del trabajador aislado, y el tipo de medida necesaria aquí.
¿Cuáles son los riesgos derivados del trabajo en solitario?
Es crucial destacar los posibles riesgos a los que puede estar expuesto el trabajador aislado según la NTP 344, teniendo siempre presente que “todos los trabajos comportan unos riesgos y la situación riesgo cero no existe”:
1. Riesgos de seguridad: Este riesgo implica accidentes derivados de fallos en la fiabilidad del sistema humano-máquina. Puede originarse por errores en la actuación o incertidumbres de la persona que trabaja en situación de aislamiento, ya sea porque el trabajador no tiene con quién compartir su actividad o no tiene a quién preguntar en caso de duda u olvido.
También puede surgir de la falta de ayuda después de un accidente o en una situación crítica, como una alteración súbita del estado de salud. La actuación inmediata es imprescindible para no agravar las consecuencias, y esto puede no estar garantizado. En este sentido, soluciones como los dispositivos Doomap o dispositivos de hombre muerto son fundamentales, ya que ayudan a localizar al portador y alertar a los servicios de emergencia en caso necesario.
2. Riesgos psicosociales: Este riesgo deriva del propio aislamiento, ya que estar solo e incomunicado puede provocar desequilibrios socioafectivos o cognitivos, afectando la conducta de una persona. La fatiga patológica es una preocupación en individuos que trabajan solos. Según la guía NTP, “el aislamiento puede dar lugar a una carga psíquica que podría traducirse en un sentimiento de soledad, y/o angustia”, lo que conlleva fatiga física o mental. En estas situaciones de estrés, aumenta la probabilidad de que la persona que trabaja sola tome decisiones erróneas, realice manipulaciones incorrectas o improvise peligrosamente.
En este sentido, la NTP 344 proporciona una serie de recomendaciones para el trabajo solitario o en situación de aislamiento:
- Realizar un estudio detallado del puesto para evaluar hasta qué punto es imprescindible que dicho trabajo sea desarrollado en solitario. Es esencial que los trabajos considerados peligrosos se realicen bajo supervisión.
- Minimizar los riesgos de seguridad para prevenir cualquier tipo de lesión debido a esta circunstancia.
- Garantizar un auxilio rápido en caso de accidente o alteración puntual de la salud. Los dispositivos de hombre caído de Doomap están diseñados con este propósito.
- Fomentar la comunicación interpersonal para mejorar los factores psicosociales.
Según la guía española, la empresa “debería estudiar y poner en marcha aquellos sistemas que proporcionen una asistencia más rápida y eficaz para las personas que trabajan solas, en función de las probables consecuencias que pueden tener los riesgos a que se hallen sometidas”. Para ello, es necesario tener en cuenta los plazos máximos concedidos para los primeros auxilios en función de los posibles daños sufridos, y las medidas de seguridad según el tipo de trabajo, como se refleja en el cuadro de la NTP 344.
Entre los aspectos que se deben tener en cuenta, según la guía, está dotarse de los medios técnicos de alarma o los detectores de hombre muerto. En situaciones en las que la persona que trabaja sola se vea imposibilitada de pedir ayuda, por carecer de movilidad y/ o iniciativa, es necesario establecer otros medios de aviso, como por ejemplo, los dispositivos de pérdida de verticalidad o de pérdida de movimiento. Según recomienda la guía, el empresario debe proporcionar medidas y sistemas de protección que garanticen una respuesta rápida y eficaz. El objetivo es asegurar que los accidentes laborales se detecten lo antes posible y que los encargados de primeros auxilios de la empresa puedan prestar asistencia a tiempo.
Precisamente, la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales establece la obligación por parte de las empresas de llevar a cabo acciones preventivas planificadas basadas en una evaluación general de riesgo. El empresario debe garantizar, en cualquier caso, la protección del trabajador y que la salud de los empleados no se vea amenazada por el desempeño de su trabajo.